En una sociedad donde estamos saturades de información Erika Irusta nos habla en su último curso de Soy1Soy4 de la importancia de saber de dónde vienen los discursos a los que asistimos. Porque es a partir de los discursos que nos leemos e interpretamos a nosotres mismes. Y no tiene nada que ver un discurso en papel, escrito por un hombre blanco con dinero que un discurso oral, en el que se puede intervenir para invitar a la reflexión.
También habla de quién se atreve a escribir discursos, porque hay muchas veces que pensamos que nuestra visión del mundo no es relevante, que no merece la pena ser contada o convertirse en discurso.
Y con todo esto yo me acordé de esos diarios con candado que nos regalaron a muchas niñas y que personalmente me salvaron la infancia al poder reflejar ahí cómo me sentía.
Y también me acordé con pena de por qué esto se considera una cosa de niñas, de la infancia, como algo sin importancia y despreciable, como una fase más de una ñoñería que tiene que llegar inevitablemente a su fin.
Ahora que vuelvo a tener un diario más de 20 años después quiero reivindicar la importancia de estos diarios, de escribir nuestras historias porque son importantes, claro que sí, y además nos ayudan a gestionar estos tiempos pandémicos líquidos en los que las certezas se nos escapan a golpe de titular.
Escribir, redescubriros, sentaros con vosotres mismes frente al papel (o la pantalla), os lo recomiendo, encarecidamente.
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